¿A quién está afectando más la pandemia?
¿Está afectando más a las personas mayores o a los jóvenes?
Basándome en los datos de pacientes que llegan a mi consulta, el porcentaje de personas mayores que acuden a solicitar ayuda, por presentar un malestar emocional consecuente al Covid-19, es mucho más elevado que el de los jóvenes.
Es cierto que la gente joven no está aún demandando mucha ayuda por padecer alteraciones anímicas o emocionales, como sí está ocurriendo con los mayores. Pero esto es porque el sufrimiento que está causando la relación juventud y pandemia se está llevando en silencio, con resignación y adaptándose a lo que les ha tocado vivir.
La mayor parte de las veces que vemos noticias que enlazan juventud y pandemia aparecen con relación a fiestas ilegales o reuniones anómalas. Las noticias van de jóvenes que se saltan las normas y que realizan actividades de riesgo que conllevan peligro de contagio al resto de la familia.
Estas noticias son muy llamativas, pero ¿qué porcentaje de la población juvenil está incumpliendo las restricciones?
Todo es relativo y las noticias llamativas marcan mucho el pensamiento global sobre la actividad de un grupo, en este caso de la juventud. Sin embargo, la realidad es que estas noticias se refieren a un porcentaje mínimo de jóvenes.
Lo cierto, lo real, lo que vemos en el día a día, es que se ha producido un cambio drástico en las actividades de vida cotidiana de todas las personas, pero también, y probablemente de una forma más radical que en el resto, en la vida de los jóvenes.
La relación juventud y pandemia está provocando que los jóvenes estén perdiendo una parte fundamental de su desarrollo personal y está ocasionando que aparezca una limitación enorme para el disfrute de estos años que nunca volverán.
Los jóvenes tendrían que estar aprovechándose de una etapa de la vida donde todo parece más liviano, en la que hay menos responsabilidades y en la que la sensación de disfrute del día a día es mucho mayor que en otras edades.
Es indudable que todos perdemos, pero, en la relación juventud y pandemia, los jóvenes están teniendo unas pérdidas muy especiales que no volverán a poder recuperar:
Pérdida de las relaciones sociales
La relación juventud y pandemia está obligando a una reducción intensa (drástica) de la vida social de nuestros jóvenes.
Claro que ocurre en todas las edades, pero la juventud es la etapa de la vida donde estas relaciones se inician, se forman, se agrandan y se explotan.
Tienen que conocer gente nueva y no lo están haciendo.
Tienen que establecer vínculos sociales que tendría que ser definitivos, para siempre, pero está resultando muy difícil.
El joven que tiene pareja tiene más dificultad en mantener esa relación fluida.
El que no la tiene …, ¡lo tiene claro!
Mal momento es para conocer gente nueva.
Imposibilidad de aprovechar al máximo los años de estudiante universitario o de disfrutar de la primera independencia económica
La Universidad a distancia ha sido siempre para los más mayores, para los que querían acceder a una carrera universitaria que antes no habían realizado.
Ahora la Universidad online es como la Universidad a distancia.
¿Cómo van a establecerse esas relaciones de amistad, que deberían durar para siempre, con los compañeros de la Facultad si ahora ni los van a poder conocer?
¿Qué va a ser de las quedadas, de las fiestas, de los encuentros, de las escapadas?
¿Estudiar desde casa con estas edades?
Un horror sin duda.
Lo mismo ocurre con los jóvenes que estén disfrutando de una actividad laboral. Posiblemente sea la primera vez que disponen de un sueldo y una independencia económica, sin una responsabilidad asociada como tenemos los mayores.
¿Trabajar para qué? ¿Sólo para ahorrar?
Una pena.
Dificultad aún mayor de lo habitual para el acceso al mercado laboral
El desastre económico global que supone la pandemia todavía repercute más en quién no ha podido acceder aún al mercado laboral.
En la etapa actual, casi nos conformamos con que no pierda su trabajo quien ya lo tiene, así que la relación juventud y pandemia supone que el joven, que es quien no tenía trabajo, lo tenga aún más crudo.
Alteración de los hábitos saludables y deportivos
Me consta que una gran cantidad de jóvenes han sido capaces de establecer unos hábitos saludables y una actividad deportiva dentro de los límites que ha permitido el confinamiento y la pandemia.
Se han montado mini gimnasios en las casas, se ha aumentado entre los jóvenes la afición por la carrera continua (el running), que implica poder hacer deporte en cualquier momento del día, sin instalaciones especializadas (la calle, un parque, un carril, un sendero, …), pero que conlleva una actividad solitaria.
“La soledad del corredor de fondo” como se titulaba el libro de Allan Sillitoe, que luego fue llevado al cine, no está hecha para los jóvenes.
Se ha perdido la actividad de deporte en equipo, tan necesaria en estas edades.
Esas pachanguitas de futbol, de futbol sala, de baloncesto han desaparecido desgraciadamente y no sabemos para cuanto tiempo.
Ese deporte social-relacional se lo ha tragado el virus y la relación juventud y pandemia está provocando un aumento de la tendencia a la soledad de los jóvenes.
¡Qué no!
¡Qué no estoy de acuerdo con las noticias!
¡Qué la gente joven lo está haciendo muy bien!
Muchas veces el sufrimiento de los jóvenes pasa más desapercibido porque se quejan menos que nosotros los más mayores.
Tienen menos miedo a padecer la enfermedad porque sus repercusiones orgánicas están siendo, en general, menos importantes.
Pero sí temen ser los vectores de trasmisión y está apareciendo en muchos jóvenes un miedo desmedido a poder contraer la enfermedad por el temor a trasmitirla a sus mayores y por la sensación de culpa se podría quedar en ellos para siempre.
La relación juventud y pandemia está conllevando un sufrimiento muy intenso, que se está llevando en silencio por los jóvenes, pero que está siendo muy incisivo con ellos, porque están perdiendo un tiempo precioso, de juventud, que ya nunca volverá.
Los mayores tenemos que volver a rememorar esa época ya lejana y perdida, porque, cuando recordemos todo lo que pudimos disfrutar de ese tiempo de juventud, podremos entender mejor esa pérdida.
Moraleja:
Que no nos confunda la sensación de que el joven no puede estar mal porque a él le debería afectar muy poco la enfermedad en caso de contraerla.
El joven está sufriendo por el cambio de estilo de vida, drástico y radical, que está padeciendo en unos años, en una edad, en una etapa de la vida, que todos los mayores añoramos y que ellos no están pudiendo disfrutar.
La relación juventud y pandemia está provocando un daño oculto y silencioso.
Esperemos que esta situación dure lo menos posible para que los daños no sean irreparables.