Cuando el luto se instala en nuestra vida
La pérdida de una persona querida es una de las experiencias emocionales más negativas a las que tiene que enfrentarse una persona a lo largo de su vida.
Esta pérdida siempre provoca un malestar anímico y emocional al que llamamos DUELO.
El Duelo siempre aparece, por lo que podemos considerar que es algo normal, algo fisiológico (Duelo normal).
Pero, en algunas ocasiones, este duelo tiene una intensidad mucho mayor o una duración mucho más prolongada y es cuando consideramos que existe un Duelo Patológico ó, llamado actualmente, Duelo Prolongado
A nivel de las clasificaciones de las enfermedades psiquiátricas, no ha sido hasta la última revisión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5-TR), realizado por la APA (Asociación Americana de Psiquiatría), cuando ha aparecido este diagnóstico de Trastorno de Duelo Prolongado como una nueva patología, es decir, como una enfermedad específica de Salud Mental.
El hecho de aceptar el trastorno de Duelo Prolongado dentro de la clasificación de los Trastornos Mentales puede parecer algo menor, pero tiene una gran importancia, ya que permite que pueda tratarse como una enfermedad específica, lo que tiene implicaciones legales muy positivas para quien, desgraciadamente, sufre este padecimiento:
- Una compañía de seguros o una mutua de accidentes laborales, hasta ahora, podía, siempre, considerar al duelo como algo normal y fisiológico y, aunque se complicase, no aceptarlo como una enfermedad específica.
- En países como EEUU sólo al estar ya incluido en la clasificación DSM-5-TR, permite la posibilidad de que los médicos y psiquiatras puedan facturar su tratamiento a las compañías de seguros, lo que implica, finalmente, la posibilidad de que los pacientes con este trastorno puedan ser tratados o no.
- Además, permite que los médicos de salud mental, los pacientes y las familias puedan aceptar que, en algunas personas, el dolor y la intensidad del duelo se puede prolongar en el tiempo como una enfermedad llamada Duelo Prolongado
DUELO NORMAL
Cuando fallece una persona querida es necesario que aparezca un malestar anímico por la pérdida, es el Duelo normal.
Este duelo conlleva la existencia de tristeza, dolor anímico, sensación de pérdida y/o abandono, aturdimiento emocional con ira o incluso con sensación de culpa.
Progresivamente estos síntomas y estos sentimientos deben irse aliviando, con una aceptación, también progresiva, de la pérdida, permitiendo que la persona siga adelante con su vida.
Las fases del Duelo, según Kluber Ross (psiquiatra y escritora suizo-americana) son las siguientes:
- Negación: Es una defensa para el individuo, una resistencia para aceptar lo que está pasando
- Ira: La persona se siente enfadada e injustamente tratada por la vida. El enfado puede ser contra sí mismo, contra la persona fallecida o contra todo el sistema social que le rodea.
- Negociación: Esta etapa conlleva la esperanza, no real, de poder postponer o retrasar la muerte del ser querido.
- Depresión: La persona empieza a entender la muerte sucedida como algo inevitable y su estado anímico se afecta, con emociones de vacío y aislamiento.
- Aceptación: Supone la resolución sana del duelo. La persona se adapta a la pérdida y aprende a seguir con su vida.
Estas fases pueden tener una duración particular para cada persona, pero, deben estar encaminadas a la resolución final del duelo:
-Aceptando la realidad de la pérdida
-Permitiéndose sentir dolor por la falta del ser querido
-Adaptándose a la nueva realidad en la cual la persona querida ya no está presente
-Pudiendo establecer otras relaciones sin sentimiento de culpa
DUELO PROLONGADO
Durante los primeros meses después de una pérdida, los signos y síntomas del duelo normal son los mismos que los del duelo prolongado.
Sin embargo, mientras que en el duelo normal los síntomas comienzan a desaparecer gradualmente, en el duelo prolongado persisten o empeoran.
El duelo prolongado es como estar en un estado de aflicción constante e intensificado que no permite recuperarse.
Según la definición incluida por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), el trastorno de Duelo Prolongado ocurre cuando alguien cercano a la persona en duelo ha muerto y este malestar se prolonga al menos 6 meses para niños y adolescentes, o 12 meses en el caso de los adultos.
La persona en duelo puede experimentar anhelos intensos o preocupación constante por el difunto, con síntomas que se mantienen la mayor parte del día y casi todos los días durante varios meses.
El individuo experimenta malestar clínicamente significativo con deterioro social, relacional o laboral, limitando su funcionamiento personal y sus relaciones normales.
Síntomas del Duelo Prolongado
Estos síntomas aparecen mantenidos en el tiempo, la mayor parte del día y todos los días durante un periodo de más de 12 meses:
Tristeza profunda, dolor emocional intenso y pensamientos constantes acerca de la pérdida del ser querido
Falta de concentración en cuestiones que no sean la muerte del ser querido
Atención extrema a los recuerdos del ser amado o, al contrario, evitar los recuerdos de la persona fallecida
Deseo o añoranza intensos y persistentes por el difunto
Problemas para aceptar la muerte
Entumecimiento o distanciamiento emocional del resto de situaciones vitales
Resentimiento por la pérdida
Sentimiento de que la vida no tiene sentido ni propósito
Falta de confianza en sí mismo y en otras personas
Incapacidad para disfrutar de la vida o para recordar las experiencias positivas vividas junto con tu ser querido
Problemas para llevar a cabo las actividades cotidianas
Aislamiento de los demás y distanciamiento de las actividades sociales, con sentimientos de soledad intensa.
Depresión, tristeza profunda, sentimientos de culpa o autorreproches
Sensación de haber hecho algo mal o de haber podido evitar la muerte del ser querido
Pensamiento en torno a que no vale la pena vivir sin la persona querida
Desear haber muerto junto con el ser querido
Factores de riesgo para presentar un Duelo Prolongado
Muerte inesperada o violenta, tal como una causada por un accidente automovilístico, el asesinato o el suicidio de un ser querido
La muerte de un niño
No recuperación del cadáver o imposibilidad de ver el cuerpo de la persona fallecida.
Relación muy cercana o de dependencia con la persona fallecida
Pérdidas múltiples
Existencia de aislamiento social, o falta de un sistema de apoyo o amistades tras la pérdida
Antecedentes de depresión, ansiedad por separación o trastorno de estrés postraumático
Experiencias traumáticas durante la infancia, tales como maltrato o descuido
Otros factores importantes de la vida que causan estrés, como dificultades económicas importantes
Complicaciones del Duelo prolongado
El duelo complicado puede provocar afectación física, mental y social.
Sin el tratamiento adecuado, las complicaciones pueden comprender:
Depresión (pinchando aquí puedes acceder a un artículo donde podrás diferenciar la ansiedad de la depresión)
Pensamientos y conductas suicidas
Ansiedad intensa, como el trastorno de estrés postraumático
Alteraciones significativas del sueño
Mayor riesgo de contraer enfermedades físicas como enfermedades cardíacas, cáncer o hipertensión arterial
Dificultad para sobrellevar tareas cotidianas, mantener relaciones y realizar actividades laborales en el largo plazo
Consumo de alcohol, nicotina o abuso de sustancias