Hace años, cuando empecé mi actividad laboral en el Hospital “Virgen de las Montañas” de Villamartín, muchos de mis compañeros no habían trabajado nunca junto a un psiquiatra.
Sólo conocían de la Psiquiatría lo que habían estudiado durante la carrera de Medicina.
Un día, varios compañeros, me indicaron que les dijera cómo eran los pacientes que acudían a mi consulta.
Claramente les contesté: “La consulta de Psiquiatría está llena de personas normales”.
Les propuse un reto
Teníamos que ir a la sala de espera común de las consultas externas del Hospital, y, sin saber en qué consulta pasaba yo ese día, debían tratar de averiguar cuál era la consulta de Psiquiatría esa mañana.
Nadie fue capaz de decirme donde estaba ese día la consulta de Psiquiatría, porque toda la zona de espera estaba llena de gente “normal”.
Bueno, toda no, porque en una de las puertas estaba un señor en una silla de ruedas, con una pierna y un brazo escayolados, con heridas en el rostro y en las manos, e intuimos que estaba en espera de la consulta de Traumatología, pero claro, excepciones las hay siempre.
Residuos del pasado
Antiguamente, los psiquiatras trabajaban sólo en los grandes centros psiquiátricos de reclusión de personas enfermas (los llamados manicomios), por lo que aún queda esa rémora y esa relación:
psiquiatra <–> enfermedad mental grave <–> manicomio
Este hecho provocó, durante años, que las personas que no tuviesen una enfermedad mental muy grave no pudiesen acudir a una consulta de Psiquiatría. No podían porque esa consulta no existía.
Cambios en la Psiquiatría moderna
La Psiquiatría se abrió al mundo a la vez que se iban cerrando esos grandes centros de reclusión.
Los manicomios desaparecieron.
Los Equipos de Salud Mental se repartieron por pueblos y ciudades.
Las personas empezaron a integrar a la Psiquiatría dentro del conjunto de la sanidad.
El psiquiatra se hizo visible.
Cambios en los procesos que nos afectan
Los procesos clínicos que son atendidos por los psiquiatras se han ampliado.
Se pasó de atender, única y exclusivamente, a pacientes con cuadros psiquiátricos muy graves, en los que había una clara ruptura del paciente con la realidad que le rodeaba, para atender actualmente, en cualquier consulta de Psiquiatría, a pacientes con procesos clínicos que se basan, fundamentalmente, en el padecimiento de síntomas depresivos y/o ansiosos, procesos que ahora mismo ocupan más del 95% de las consultas de Psiquiatría.
Además, los grandes avances en la farmacoterapia y en el tratamiento global de los procesos psiquiátricos, han conseguido que la calidad de vida del paciente muy grave haya mejorado de forma muy intensa, y que este paciente ya no sea un “excluido” de la sociedad, habiendo pasado a formar parte del grupo global de las “personas normales”.
Hemos podido ACABAR con la exclusión social del paciente psiquiátrico.
Cambio de los profesionales de la Psiquiatría
La imagen del psiquiatra antiguo era la de un tipo extraño y solitario, que también estaba recluido en su manicomio, ya que su vida profesional no tenía ningún sentido fuera de allí.
El psiquiatra moderno es un “médico normal”, que a su vez es una “persona normal”, pero que en vez de atenderte por una pierna rota o por la evolución de un embarazo, en vez de operarte de la vesícula o tratarte por una epigastralgia, te atiende y te trata por procesos que afectan nuestra salud mental y que provocan síntomas depresivos o de ansiedad, que están causados, frecuentemente, por el estrés de la “vida moderna”.
Todo esto ha provocado que la Psiquiatría sea la especialidad de la Medicina que más ha crecido, en volumen total de pacientes atendidos, en los últimos años.
Y las circunstancias de la vida actual no hacen previsible una disminución de este volumen de “pacientes potenciales” en una consulta de Psiquiatría.
Todo lo contrario, el estrés continuado en el que nos movemos está provocando un aumento exponencial de las personas con afectaciones anímicas y emocionales, provocadas por la gran presión social que nos rodea.
Y para colmo llegó el Covid
Y para colmo llegó el Covid 19, provocando miedos, temores, incertidumbre y, fundamentalmente, un cambio brutal en nuestras circunstancias de vida cotidiana, en nuestra vida de relación, en nuestros hábitos y en nuestras costumbres, generando un sinfín de problemas emocionales que han sobrecargado aún más las consultas de Psiquiatría.
Cambia de mentalidad
Ir al psiquiatra está dentro de la normalidad
Es tan normal como tener que ir al Oftalmólogo, al Dermatólogo, al Ginecólogo o al Traumatólogo si así se precisa.
La consulta de Psiquiatría está llena de “personas normales”
Los psiquiatras somos médicos normales, que hemos estudiado una especialidad normal y que tratamos a personas normales que están sufriendo emocionalmente.
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