Aceptando que el tabaco es malo para la salud, que provoca una mala calidad de vida y que acorta su duración, el planteamiento siguiente es tomar la decisión de dejar de fumar.
Cuando empezamos a fumar todos pensamos que nosotros nunca vamos a terminar siendo dependientes del tabaco. Solo vamos a probar y estamos seguros de controlar el consumo.
El hecho de que los primeros cigarrillos fumados provoquen un gran malestar (por el efecto excitante que tiene la nicotina al comienzo de su toma) y que su sabor, en esta fase inicial, tampoco sea agradable, nos refuerza la idea de que no vamos a vernos nunca presos de la nicotina.
Gran error, porque la nicotina tiene un poder adictivo muy elevado y muy rápido.
Además, ese efecto excitante (desagradable inicialmente sobre el organismo) se transforma en un efecto sedante en las personas ya habituadas a fumar (las que ya tienen dependencia a la nicotina)
Y, para colmo, nuestro organismo, también en poco tiempo, disfruta del aroma y del sabor del tabaco.
En esas circunstancias, cualquier momento puede parecer oportuno para echar un cigarrillo y “disfrutar” del mismo.
Todo esto contribuye a que sea muy difícil dejar de fumar.
¿Eres consciente de tener dependencia a la nicotina?
Muchas veces minusvaloramos la dependencia a la nicotina y seguimos pensando que podemos dejar de fumar en el momento que queramos, pero hay hechos que nos deben hacer pensar en tener una dependencia activa.
Signos de dependencia severa a la nicotina:
- Fumar más de 1 cajetilla al día
- Fumar dentro de los primeros 5 minutos después de habernos levantado
- Fumar incluso mientras estás enfermo
- Despertarse por la noche para fumar
- Fumar para aliviar los síntomas de la abstinencia
¿Qué hacemos para dejar de fumar?
1 – Tenerlo claro
Lo primero es tenerlo claro, aceptar que ha llegado el momento de dejar de fumar y dar el paso (pincha aquí para descubrir las 103 razones que la Organización Panamericana de Salud nos da para dejar de fumar).
En principio, no es estrictamente necesario solicitar ayuda profesional para dejar de fumar.
De hecho, tenemos que confiar en nosotros mismos y en nuestra voluntad para llevarlo a cabo.
No debemos ponernos un plazo para dejarlo. Si me digo “el lunes lo dejo” no estoy aprovechando el tirón inicial de la idea que ahora tengo en mente. Estoy poniendo una meta a futuro y este futuro (ese próximo lunes) no sabemos cómo va a venir. Al final no vamos a saber qué lunes, de qué mes o de qué año, es cuando vamos a empezar a dejar de fumar.
Por lo tanto, si vamos a dejar de fumar ese momento tiene que ser YA.
Y si vas a pedir ayuda a un profesional el momento de dejarlo es ese mismo momento en el que has entrado a la consulta en la que te van a asesorar.
2 – Para dejar de fumar debemos tener tabaco disponible
Si no dispongo de tabaco no estoy dejando de fumar, es que me falta la materia prima.
Es como si estoy en una isla desierta. Allí no fumo porque no tengo tabaco, no porque haya dejado de fumar.
El paquete de cigarrillos lo debo llevar en el bolsillo o en el bolso de mano y así tener claro en cada momento que no fumo porque no quiero.
3 – Puedes pedir ayuda a los demás, a tus personas más cercanas
Ellos te pueden ayudar a que puedas estar más distraído y más entretenido, por lo que van a ser una magnífica ayuda para ti.
Pero nunca le pidas a otra persona que te recrimine si fumas o que te esconda o te rompa los cigarrillos, porque al final terminarás enfadado con la persona que te iba a ayudar y además seguirás fumando.
La responsabilidad, para bien o para mal, tiene que ser tuya y sólo tuya.
3 – Hay que dejar de fumar radicalmente
Está demostrado que no sirve de nada disminuir de forma progresiva la cantidad de cigarrillos que fumas al día. Siempre hay un día que ese plan, por diferentes peregrinos motivos, se rompe y al final estás de nuevo en el principio.
Si tengo la convicción de dejarlo, lo dejo radicalmente. Del todo a la nada.
“Voy a dejar de fumar” se convierte en “ya no fumo”
4 – Romper con la dependencia física a la nicotina
Aproximadamente a la hora de haber fumado el efecto de la nicotina desaparece y el cuerpo “exige” que se le aporte de nuevo. Esta es la dependencia física a la nicotina, que es la que nos hace seguir fumando y dificulta el dejar de fumar.
Cuando dejamos de fumar la nicotina desaparece completamente del cuerpo en unas 48 horas. En ese momento la dependencia física a la nicotina será máxima.
Sin embargo, esta dependencia física dura aproximadamente una semana. Después de este tiempo nuestro organismo no precisa ya la nicotina.
Es por esto que esa primera semana tras dejar de fumar es la más dura.
Esto conlleva la necesidad de buscar un momento apropiado para dejar de fumar teniendo en cuenta la dureza de esa semana posterior.
En otras drogas la dependencia física es muchísimo más importante y más duradera, lo que implica una mayor dificultad para su retirada.
5 – Modificar los hábitos y buscar actividad rutinaria
La dependencia psicológica a la nicotina (al hecho de fumar) dura mucho más que la física.
El hecho de fumar lo asociamos a determinados hábitos y comportamientos sociales que, en teoría, son placenteros o relacionamos con situaciones placenteras.
Sólo el hecho de los movimientos rutinarios que conlleva el fumar (algo que hacer con las manos, distracción a la hora de encender el cigarrillo, gestos que realizamos con todo nuestro cuerpo, actividad de lanzar el humo al exterior, …) suponen unos hábitos que echamos de menos al dejar de fumar.
Es importante que busquemos alternativas al movimiento de las manos y los dedos (uso por ejemplo de pelotas de goma que apretamos en la mano para liberar la ansiedad o tomar un «chupa chups» como hacía Johan Cruyf).
Hay que buscar actividades que nos mantengan distraídos y favorecer la actividad deportiva, con dos finalidades, por una parte el aprovechamiento positivo del tiempo libre (tiempo en el que no se fuma) y, por otra parte, poder valorar mediante la progresión deportiva la recuperación física que nos proporciona el hecho de dejar de fumar.
6 – Pedir ayuda a un profesional
Si llevando a la práctica los anteriores consejos no puedes dejar de fumar entonces es el momento de pedir ayuda a un profesional, que deberá dirigirte en este proceso de dejar de fumar, bien sólo con terapia psicológica (absolutamente positiva en estos procesos) o con uso asociado de tratamiento farmacológico.
Actualmente hay tratamientos específicos para ayudar a dejar de fumar, como la Vareniclina (es el Champix*, medicamento que actualmente no está disponible y que presenta problemas de suministro hasta una fecha indeterminada), la Citisina (Todacitan*), los parches de Nicotina, el Bupropion (Zyntabac*) y otros. Pero estos tratamientos sólo deben ser prescritos por tu médico o psiquiatra de referencia.
Pero, no lo dudes, es posible dejar de fumar y tú puedes hacerlo.