Un proceso depresivo es un trastorno que se caracteriza por la presencia de un bajo estado de ánimo, que se mantiene en el tiempo de forma continuada, con apatía, anhedonia (incapacidad de sentir placer), decaimiento, tristeza, pérdida de ilusiones, falta de estímulo para desarrollar nuestra actividad habitual, … Pero, cuando la depresión es una Depresión Endógena, todo se complica mucho más.
Desgraciadamente, a día de hoy, todos sabemos ya lo que es una depresión, porque esta enfermedad habita en nuestra sociedad como una pandemia que afecta a muchísimas personas de nuestro entorno.
Si quieres saber más sobre la depresión o diferenciar la ansiedad de la depresión, puedes pinchar en este enlace

A pesar de este conocimiento que ya tenemos de la depresión (en este enlace puedes conocer los diferentes tipos de depresión, explicados por el Dr. Marc Planella), siempre tendemos a vincular este proceso y la aparición de estos síntomas con la existencia de algún acontecimiento vital externo que los provoque. Es decir, relacionamos el hecho de que algo malo nos ha pasado y que a consecuencia de esto nos deprimimos.
En la Depresión Endógena, sin embargo, no existe ningún acontecimiento vital externo que provoque la aparición de estos síntomas. La persona pasa de estar completamente bien a estar dominada por los síntomas depresivos que le afectan y le limitan, sin una causa aparente que lo justifique.
El hecho de que no haya pasado nada para sentirse con este malestar anímico, tan intenso, provoca una gran angustia en la persona que la padece, porque no tiene forma de resolver este malestar (no hay nada que tenga que cambiar para mejorarlo), lo que hace que aumenten los sentimientos de culpabilidad, tanto por el propio hecho de padecer la enfermedad, como por no poder enfrentarse a ella.
Esta misma razón de que no exista esa causa externa que provoque esta depresión endógena hace que tampoco las personas del entorno del paciente sean capaces de entender el proceso que padecen.
Las personas del entorno tratan de ayudar con frases como: “pon de tu parte”, “venga, que todas las cosas están bien”, “alégrate por esto o por esto otro”, lo cual hace que el paciente con depresión endógena, “que pone de su parte todo lo que puede», «que trata de alegrarse por las cosas que le rodean» y «que sabe que en su entorno todo está bien”, sufra aún más por no saber salir del proceso depresivo que le machaca.

Causas de la Depresión Endógena
A diferencia de la Depresión Exógena (en la que existe una causa externa que nos explica el malestar emocional que presenta el paciente), la Depresión Endógena no tiene una causa externa que la provoque y por tanto decimos que tiene un origen interno (endógeno).
Entre los factores que valoramos como causales de la depresión endógena están los siguientes:
Factores genéticos
Se valora que la depresión endógena puede ser hereditaria. Hay una relación directa entre el padecimiento de una depresión endógena y la existencia de familiares que han padecido este proceso. Hay, por tanto, una mayor predisposición a padecerla si existe un antecedente familiar con depresión endógena, pero no una “obligación” de padecer este trastorno a pesar de que exista algún antecedente directo.
Alteración de los neurotransmisores cerebrales
Existe una alteración de la actividad de estos neurotransmisores, sobre todo de la Serotonina, la Dopamina y la Noradrenalina, que son los principales responsables de la regulación del estado de ánimo y sobre los que están basados los tratamientos farmacológicos antidepresivos. Pero tampoco tenemos conocimiento de la razón por la que “fallan” estos neurotransmisores ni la causa de que en determinados momentos de la vida funcionan perfectamente y en otros momentos, en los episodios de depresión endógena, dejan de actuar.
Alteraciones hormonales
Existe también una relación directa con los cambios hormonales, sobre todo en el eje Hipotálamo-Hipófisis.
Disfunción del sistema Nervioso central
Está en estudio constante el funcionamiento cerebral y, sobre todo, determinados puntos específicos del cerebro que parecen estar más relacionados con la depresión endógena. En esta causa se basan los estudios de los nuevos tratamiento de estimulación craneal que se están ahora empezando a desarrollar.
Degeneración cerebral por envejecimiento
Explicaría fundamentalmente las depresiones endógenas que aparecen en la vejez y que podrían ser paralelas o previas a procesos de degeneración cerebral cognitiva (tipo Alzheimer).

Por todas estas razones causales, y sobre todo por la ausencia de desencadenantes externos, en la Depresión Endógena tiene menos eficacia y respuesta la Terapia Psicológica y, en todo caso, siempre es necesario el abordaje terapéutico con MEDICACIÓN ANTIDEPRESIVA, que muchas veces tenemos que ir modificando hasta encontrar la que le viene bien a la persona que padece el proceso.
Debemos mantener el tratamiento el tiempo necesario, con vigilancia suficiente, para evitar el riesgo de recurrencia, que es reaparición clínica posterior del proceso de depresión endógena después de su recuperación global, con el fin de que si ocurriesen estas recurrencias pudiésemos diagnosticarlas y tratarlas de nuevo lo antes posible.

Aunque el propio paciente no entienda lo que le está pasando cuando sufre un proceso de depresión endógena, y piense que nada se puede hacer por mejorarlo, ESTOS EPISODIOS SE CURAN Y SE RECUPERAN, siempre estando pendientes de vigilar y prevenir la aparición de posibles recurrencias. Pero, de las recurrencias hablaremos en un próximo artículo