Cuando termina el verano y se acerca la vuelta al trabajo, que conlleva la recuperación del ritmo de vida cotidiana, podemos notar un estado anímico y un malestar emocional que comúnmente se conoce como Depresión Postvacacional.
¿Es un término correcto, depresión postvacacional, para designar este malestar que sufrimos?
Desde mi punto de vista profesional, rotundamente NO.
No existe la depresión postvacacional
Es cierto que a nivel de vida cotidiana se ha perdido el respeto al término “depresión”, y cualquier situación de bajo estado anímico se cataloga, a nivel de calle, como estar sufriendo una depresión o “estar con la depre”.
Pero nosotros, como profesionales de la Medicina y de la Psiquiatría, debemos evitar el término “depresión” para hacer referencia a síntomas menores. Sobre todo, por dar el valor que corresponde a las personas que, de verdad, padecen de un Episodio Depresivo, con el sufrimiento anímico y de pérdida de calidad de vida que este proceso clínico conlleva.
Aún así, es cierto que al final de las vacaciones y al inicio de la reactivación de la vida cotidiana habitual, podemos notar un malestar emocional que tiene que ver con el paso de la vida relajada, de ocio y exenta de horarios estrictos que conlleva el verano, a la vuelta a la exigencia, a las responsabilidades y a los horarios obligados que implica la vuelta a la rutina y al trabajo.
En estas circunstancias es fácil que podamos notar una alteración del sueño, una inestabilidad emocional, una tendencia a la irritabilidad, una sensación de inseguridad y de pensamientos anticipatorios sobre la incapacidad de poder realizar correctamente nuestras funciones habituales (que parece que hemos olvidado), asociado, de forma muy frecuente, a distintos malestares orgánicos, que llamamos somatizaciones, y que fundamentalmente se pueden corresponder con cefaleas, dolores cervicales o molestias digestivas diversas.
¿Depresión postvacacional o ansiedad postvacacional?
Aunque lo llamemos “depresión postvacacional”, los síntomas descritos serían fundamentalmente de ansiedad, por tanto sería una “ansiedad postvacacional», una «ansiedad prelaboral» o, en todo caso, un «síndrome postvacacional», que también nos explica en este enlace mi compañero psiquiatra el Dr. D. Manuel Cassinello
Para saber la diferencia entre ansiedad y depresión puedes pinchar en este otro enlace para acceder a un artículo mío anterior que explica las características de estos dos procesos tan distintos, pero que tanto confundimos.
En todo caso, los síntomas de ansiedad que se describen en estos procesos postvacacionales son muy leves, no exigen el empleo de ningún tratamiento farmacológico y desaparecen en pocos días. En algunas personas casi en horas, porque es muy fácil olvidar las vacaciones cuando nos reincorporamos al trabajo, recuperando en muy poco tiempo la seguridad en nosotros mismos y en nuestra capacidad laboral.
Por lo tanto, debemos evitar el término depresión postvacacional, porque ni los síntomas que aparecen afectan al estado de ánimo, ni la intensidad de los mismos lo hacen comparable a ningún tipo de enfermedad depresiva
Es probable que haya personas que puedan mantener una intensidad mayor de síntomas o una mayor duración de los mismos, pero, en estos casos, probablemente tampoco se trate de una ansiedad postvacacional (o mal llamada depresión postvacacional), sino que pueda existir una proceso de base provocado por una alteración de su relación personal con el trabajo que podría corresponderse con un Síndrome de Desgaste Profesional o un Síndrome de Trabajador Quemado (Síndrome de burnout), que, este caso, deberían de tratarse y afrontarse de una manera específica, como se indica en los artículos a los que puedes enlazar desde aquí.
No existe la Depresión postvacacional, pero, en todo caso, el final del verano siempre afecta nuestras emociones y supone una autentica cuesta de enero, en septiembre, que tenemos que remontar, olvidando las vacaciones pasadas y buscando ilusiones a corto plazo, sin que haya que esperar 11 meses para recuperarlas.
El final del verano siempre será el final del verano, como durante toda la vida y en todas las generaciones nos recuerda el Duo Dinámico.