El TOC es el Trastorno Obsesivo-Compulsivo
TOC son las iniciales de dicho trastorno, pero con este nombre de TOC es más conocido el proceso que con su nombre real y completo.
¿Qué síntomas tiene que tener un paciente para que sea diagnosticado de TOC?
Lo fundamental es que tenga obsesiones, que tenga compulsiones, o que aparezcan estos dos síntomas de forma asociada.
Entonces lo primero y principal es que sepamos lo que son las obsesiones y lo que son las compulsiones, ya que es la base para llegar al diagnóstico del TOC.
Obsesiones
Son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan como intrusas o no deseadas y que causan ansiedad o malestar importante.
Un paciente me comentaba en consulta que no sabía si tenía obsesiones o si lo que tenía eran pensamientos absurdos que se repetían en su cabeza. Pues los pensamientos absurdos que se repetían en su cabeza son, precisamente, las obsesiones, muy bien definidas por él mismo.
Las obsesiones pueden ser pensamientos
Estos pensamientos, como hemos dicho, son intrusos y no deseados por el paciente.
Lo mejor es explicarlo con ejemplos.
Un ejemplo de estos pensamientos que se repiten son los que se corresponden con el miedo a padecer una enfermedad contagiosa.
Este pensamiento tiene una base real, es decir, existe la posibilidad real de que podamos contraer una enfermedad contagiosa, pero el pensamiento obsesivo (que se basa en una posibilidad) se convierte en repetitivo y continuado, genera un nivel de ansiedad elevadísimo, porque el paciente vive no ya la posibilidad de que pueda contraer esa enfermedad contagiosa sino el hecho de que la va a contraer con seguridad.
Sufre por él mismo, pero, en muchas ocasiones, sufre más por poder ser el vector de contagio de otras personas de su entorno, a las que ya imagina contagiadas y enfermas por su culpa.
Las obsesiones pueden ser impulsos
De nuevo impulsos intrusos y no deseados por el paciente.
La obsesión en este caso se basa en el hecho de temer realizar conductas impulsivas, que la persona tiene muy claro que no quiere hacer y que, además, le provocarían un enorme malestar emocional.
Por ejemplo, sería temer tener el impulso de realizar algún daño a una persona muy cercana, a la que no se desea daño alguno. Más al contrario, suele ser alguien a quien se quiere proteger. El hecho de que esa persona sufriese algún daño ya sería muy doloroso para la persona que padece el TOC, pero el hecho de que ese daño estuviese, además, producido por causa de ella lo convertiría en insoportable.
Por tanto, la persona que padece el TOC no desea, en absoluto, realizar esa acción, pero no puede dejar de pensar y temer que la podría realizar de forma impulsiva.
Las obsesiones pueden ser imágenes
A veces lo que se repite en el paciente que sufre TOC son imágenes que le causan daño.
No puede dejar de imaginarse y, por tanto, ver repetida en su pensamiento imágenes que le hacen sufrir (sangre, daño en otras personas, violencia, …)
Lógicamente de nuevo son imágenes no deseadas por el paciente, pero que no se puede quitar de la cabeza.
Estos pensamientos, estos impulsos o estas imágenes causan un gran malestar en la persona y generan altos niveles de ansiedad.
La persona que sufre TOC intenta ignorar, suprimir o neutralizar estos pensamientos, impulsos o imágenes con otro pensamiento o acto, es decir, realizando una compulsión.
Compulsiones
Son comportamientos o actos mentales repetitivos que, la persona que padece TOC, realiza como respuesta a una obsesión y de acuerdo con reglas que ha de aplicar de manera rígida.
Las compulsiones pueden ser comportamientos
Como por ejemplo lavarse las manos, ordenar objetos o comprobar cosas (comprobar si se ha cerrado la puerta con llave o si se ha apagado el gas, aunque tenga la certeza de haberlo realizado antes). A veces estos comportamientos los tiene que realizar un número determinado de veces.
Las compulsiones pueden ser actos mentales
Como rezar, contar o repetir palabras en silencio (matrículas de coches, números, palabras fijas en un orden determinado, …)
El objetivo que tienen las compulsiones, es decir, los comportamientos o los actos mentales, es prevenir o disminuir la ansiedad o el malestar que provocan las obsesiones, evitando algún suceso o alguna situación temida.
Sin embargo, estos comportamientos o estos actos mentales no están conectados de una manera realista con los destinados a neutralizar o prevenir la base de las obsesiones, o bien resultan claramente excesivos.
Por ejemplo, contar o repetir palabras son compulsiones que la persona realiza para combatir una obsesión, pero esta acción de contar no tiene ninguna relación real con el pensamiento que trata de evitar. Sin embargo, si no cuenta la obsesión se mantiene o aumenta su temor hacia ella.
El lavado de manos podría ser un factor real para evitar el pensamiento en un contagio, pero en el caso del TOC lo que aparecería sería una conducta claramente excesiva en la frecuencia e intensidad de ese lavado de manos o de una conducta evitativa. Vemos a las personas con TOC con las manos blancas de tanto lavarse o de los productos que utilizan para el lavado.
Un factor muy importante del TOC es el consumo de tiempo enorme que requieren tanto las obsesiones como las compulsiones.
El malestar que provocan en la persona que lo padece o el consumo de tiempo que requieren hacen que este proceso de TOC cause frecuentemente un deterioro muy importante en lo social, lo laboral o en cualquier área importante para el funcionamiento de la persona que lo padece.
Un ejemplo concreto muchas veces es más esclarecedor para conocer un proceso:
Una persona, a la que atendí hace años en consulta, tenía el pensamiento constante de que podía tener un accidente de tráfico.
La obsesión era, por tanto, en este caso, un pensamiento sobre algo que realmente está dentro de lo hipotéticamente posible.
La problemática aparecía por la frecuencia enorme en la que se repetía este pensamiento y en los actos que tenía que realizar para hacerlo desaparecer.
En este caso la compulsión era un acto, el de colocar “adecuadamente” y de forma sincronizada el espejo del frontal de su coche, los espejos de las puertas y la distancia de su asiento al volante del coche, para que la visión global fuera perfecta y evitar así el pensamiento en torno a poder tener el pensamiento de poder tener un accidente.
El problema era el tiempo enorme que gastaba en realizar estos actos para que todo estuviese perfecto, y como, además, ello nunca era posible, finalmente no podía realizar la conducción de su vehículo, con la repercusión funcional en su vida cotidiana que todo esto significaba.
La visión externa del problema puede ser simpática o incluso graciosa.
Nos imaginamos a la persona colocando los espejos y el asiento del coche de forma repetitiva, no llegando nunca a la perfección deseada, saliendo finalmente del coche sin poder conducir y nos parece algo gracioso.
De hecho, muchas películas que describen a personas que padecen TOC lo tratan en forma de comedia. Pensemos por ejemplo a Jack Nicholson en “Mejor imposible” o en la película (u obra de teatro) “TOC TOC”.
En ambos casos son películas divertidas y nos reímos con las obsesiones y las compulsiones de sus protagonistas, (bien descritas en «Mejor imposible» y haciendo una caricatura de las mismas en «TOC TOC»).
Sin embargo, el TOC (el Trastorno Obsesivo Compulsivo) es, probablemente, el proceso clínico psiquiátrico que más hace sufrir a la persona que lo padece.
Es un sufrimiento constante por la obsesión, es decir por el hecho de que algo no deseado y que causa ansiedad (pensamiento, impulso o imagen) se repita de forma absurda y continuada, provocando un gran temor a que pueda suceder. Las obsesiones siempre están dentro de lo hipotéticamente posible, pero la persona que la padece las vive como si estuviesen sucediendo realmente.
La compulsión es otro sufrimiento constante por la necesidad de tener que realizarla de forma repetitiva (a pesar de aceptar su absurdidad por parte del paciente), por el deterioro de vida habitual que conllevan y el tiempo enorme que precisan para su realización.
Importancia fundamental para la persona que padece un TOC es saber que es un proceso clínico que se puede curar. Tiene su tratamiento específico, precisando siempre tratamiento farmacológico para su control completo y adecuado.
El factor esperanzador de tener un tratamiento eficaz ya está dicho.
Pero lo principal es llegar al diagnóstico.
La persona que padece el TOC lo primero que tiene que saber es que lo que le pasa es un proceso clínico que existe (que no sólo le pasa a ella), que es frecuente y que hay que identificarlo porque tiene tratamiento.
Muchas personas piensan que es un pensamiento o son unos actos tan absurdos que no se lo “deben” contar a nadie, esperando que vayan a desaparecer solos.
Sin embargo, el TOC va encerrando cada vez más a la persona en sí mismo, quitándole más tiempo cada día y haciéndole perder libertad e independencia.
En muchas ocasiones podemos pensar que los pensamientos (las obsesiones) son razonables en el contexto en el que nos encontramos en ese momento (por ejemplo, el miedo a contagiarnos por Covid-19 en el momento de pandemia en el que nos encontramos) o que los actos que realizamos para hacerlos desaparecer (las compulsiones) son los necesarios.
En este caso, a la hora de pedir o no ayuda profesional, tenemos que valorar si el grado de malestar o ansiedad que nos provocan las obsesiones está dentro de lo adecuado y de lo razonable, o si la limitación funcional o el daño que nos provocan las compulsiones nos está afectando a nuestra libertad e independencia personal, es decir a nuestra funcionalidad habitual.
Los límites de la normalidad en Psiquiatría son muy difusos, pero en el caso del TOC posiblemente la tolerancia de las personas marca mucho más la posibilidad de valorarlo como un trastorno tratable o como un hecho normal de nuestra vida cotidiana.
En estos momentos de pandemia por Covid-19, por las circunstancias que estamos viviendo, el TOC relacionado con el hecho de contagiarnos (obsesiones en torno a la enfermedad y compulsiones para tratar de evitarla) se ha disparado enormemente y debemos informar a las personas que puedan padecerlo que para que valoren si están dentro del grupo del “pseudo TOC pandémico”, que todos vivimos y tenemos que sufrir, o si se trata de un verdadero Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) que nos está provocando una ansiedad terrible, una alteración del estado anímico enorme y una gran limitación para el desarrollo de nuestra actividad vital y de nuestra funcionalidad personal y relacional.
Os dejo el enlace de un artículo anterior en el que se indican los 4 trastornos psiquiátricos más frecuentes provocados por el Covid-19, entre los que se encuentra el TOC.
Pero el TOC es mucho más que el TOC por Covid-19.