Al igual que un país es un territorio que está defendido por sus fronteras, los humanos consideramos como propio un cierto espacio alrededor de nuestro cuerpo. Es nuestro territorio personal.
El tamaño de este territorio personal varía fundamentalmente en relación a la densidad de la población de nuestro lugar de origen y también en relación al tipo de cultura.
En la civilización japonesa con una densidad de población muy alta (muchas personas apiñadas como balas de cañón en un territorio nacional pequeño) se está más acostumbrado a la proximidad y el territorio personal del individuo es más reducido.
En nuestro entorno podemos encontrar diferencia en cuanto a la amplitud de este territorio personal entre las personas que viven en zona urbana (territorio personal más reducido) y las que viven en zonas rurales, que necesitan más espacio vital.
El territorio personal es como una burbuja de aire alrededor de nuestro cuerpo que consideramos como espacio propio y que protegemos de los demás
Zonas de nuestro territorio personal
Zona íntima
Llega hasta los 45 centímetros de nuestro cuerpo.
Es la zona más privada y la persona la cuida como a una propiedad de valor.
A esta zona sólo se le permite la entrada a personas que están emocionalmente muy cerca de nosotros: padres, conyugue, hijos, amantes o amigos íntimos.
Hay incluso una subzona que llega hasta los 15 centímetros del cuerpo que es la zona íntima privada, aún más selectiva.
Zona personal
Se encuentra entre los 46 centímetros y 1,20 metros.
Suele ser la distancia que separa a las personas en una reunión social, en una oficina o en las fiestas.
La variación, como hemos explicado antes, está en función de la zona cultural.
Zona social
Entre 1,21 y 3,5 metros
Es la distancia que nos separa de los extraños, por ejemplo, las personas desconocidas que nos visitan por trabajo (carpinteros, fontaneros, …) o la gente que no conocemos bien.
Zona pública
Más de 3,5 metros.
Es la distancia cómoda para distanciarnos de las personas que no conocemos.
La persona que entra en nuestro territorio personal más cercano (zona íntima) lo hace porque nosotros lo aceptamos (familiar cercano, acercamiento sexual aceptado, …) o porque esta persona ha efectuado un acercamiento hostil.
Podemos tolerar a los intrusos en las zonas personal y social, pero si invaden la zona íntima el organismo comienza a producir cambios fisiológicos: El corazón se acelera y los músculos se tensan, preparándose para la lucha o para la huida. Es decir, aparecen síntomas de ansiedad (pincha aquí para conocer cuáles son los síntomas de la ansiedad y cómo diferenciarlos de los síntomas depresivos)
Buscando el sentido práctico, si rodeamos con el brazo el hombro de una persona a la que acabamos de conocer, aunque lo hagamos de manera amistosa, podemos provocar en el otro una actitud negativa.
Para que las personas se sientan cómodas en nuestra compañía hay que saber “mantener la distancia”.
Mientras más íntima es nuestra relación con alguien, más cerca nos permite estar.
Las distancias entre las caderas de dos personas que están dándose un beso nos indica la relación que existe entre ellos.
Intromisiones a nuestro territorio personal
Hay situaciones especiales donde la cercanía a otras personas es inevitable y donde se produce una intromisión a nuestra zona íntima, como por ejemplo las situaciones de hacinamiento que se producen en autobuses, trenes o ascensores.
Existen unas reglas básicas no escritas que desarrollamos habitualmente en estos lugares:
- Se evita hablar con otras personas (incluso con las conocidas)
- No se mira a la gente
- Se mantiene cara inexpresiva, cara de póker
- Si se lleva un libro o un teléfono se estará (o simulará estar) dedicado a su lectura
- Cuantas más personas haya en un lugar menos nos moveremos
- En los ascensores miraremos al tablero de los números de los pisos
Rituales del uso del espacio en nuestro territorio personal
Cuando una persona busca un espacio entre extraños (butaca en el cine, asiento en mesa de reuniones, percha del gimnasio, …) lo hace siempre de una manera predecible: Se busca el espacio más grande disponible entre dos espacios ocupados y ocupa la zona del centro.
Una excepción a esta regla es la ocupación de los lavabos públicos: el 90% de las veces las personas el punto más alejado de la entrada. Si está ocupado ese espacio entonces se aplica el principio de la zona media.
Territorio personal en diferentes culturas
En diferentes regiones del mundo, por situaciones que tienen que ver con la cultura, con el tipo de vida o con la densidad de población, las distancias admisibles de las zonas íntima, personal y social cambian.
Los japoneses, por ejemplo, tienen unas zonas íntimas más pequeñas y permiten a las otras personas un acercamiento mayor. Pero si los japoneses están con personas de otras culturas (europeos o norteamericanos, por ejemplo) que mantienen una distancia íntima mayor, pueden intentar acercarse más de lo debido a estas personas de otras culturas y ejercer, sin querer, un acercamiento intimidatorio.
Existe un vídeo cenital de una reunión de negocios entre japoneses y americanos en el que, puesto a velocidad elevada, se ve una especie de baile de salón en el que los japoneses avanzan hacia los americanos que, a su vez, van retrocediendo ante la ocupación de su zona personal por los japoneses.
Territorio personal diferente según provengamos de zonas rurales o urbanas
Las personas que han crecido y vivido en zonas rurales necesitan más espacio que las personas que viven en zonas urbanas.
Esto se observa bien cuando las personas se dan la mano para saludarse. La persona de zona rural extenderá mucho más la mano para saludar a la otra persona y mantener una distancia personal elevada. Además, mantendrá los pies pegados al suelo, se inclinará hacia adelante a la vez que alarga la mano. El de la zona urbana tiene a acercarse (adelantar un pie hacia el otro) para saludar.
Las personas criadas en zonas muy poco pobladas prefieren incluso no estrechar la mano y se sienten más cómodos levantando la mano para saludar.
Es importante saber respetar el territorio personal de los demás cuando estamos relacionándonos con otras personas, para evitar que se sientan intimidados al percibir que han invadido su territorio, lo cual es muy importante para las relaciones sociales habituales y para la actividad profesional.
Este artículo sobre el lenguaje no verbal está basado en la parte inicial del libro de Allan Pease «El lenguaje del cuerpo. Cómo leer el pensamiento de los demás a través de sus gestos»