Los 4 trastornos psiquiátricos provocados por el Covid-19 de forma más frecuente. Una reflexión personal basada en mi experiencia profesional
La aparición del coronavirus tipo 2, causante del síndrome respiratorio agudo (SRAS-CoV-2), ha originado la pandemia del Covid-19.
A su vez, esta terrible pandemia está provocando la aparición de importantes alteraciones anímicas y emocionales en la población general.
Voy a describir los 4 trastornos psiquiátricos provocados por el Covid-19 que más frecuentemente están siendo diagnosticados y tratados en mi consulta.
Evolución desde mayo
El día 11 de mayo de 2020 pude retomar la consulta presencial con mis pacientes después del periodo de confinamiento provocado por la primera ola de la pandemia.
Desde ese día 11 de mayo he realizado un total de 892 consultas, siendo 187 de pacientes nuevos (nunca antes atendidos por mí en consulta) y 705 revisiones (de pacientes con historia clínica anterior al 11 de mayo o revisiones de estos pacientes nuevos).
Transcurridos 6 meses desde esa fecha puedo realizar una reflexión personal sobre los trastornos psiquiátricos provocados por el Covid-19 que más frecuente están siendo diagnosticados en consulta.
Esta reflexión está basada en mis datos, mis impresiones y mi experiencia profesional.
Valorando las consecuencias provocadas por el Covid-19 en todos los pacientes, puedo establecer 3 categorías:
- Pacientes valorados por mí por primera vez, pacientes nuevos en mi consulta, con patología relacionada con la pandemia por Covid-19, pero sin haber padecido la enfermedad.
- Pacientes atendidos previamente en mi consulta (antes del 11 de mayo) en los que, además de la patología que ya presentaban antes, objetivo patología psiquiátrica consecuente a las circunstancias de la pandemia por Covid-19.
- Pacientes que han sufrido enfermedad por Covid-19 y que presentan patología secundaria como secuelas a esta enfermedad.
Los pacientes atendidos por mí tras haber sufrido enfermedad Covid-19 (provocada por el SRAS-CoV-2) han sido escasos.
Estos pacientes están presentando secuelas psiquiátricas importantes, que están siendo más intensas dependiendo de la gravedad que tuvo el proceso orgánico causado por el Covid-19.
Al ser un número tan reducido de pacientes no son el objeto de mi estudio.
El objeto de mi valoración y mi reflexión van a ser los trastornos psiquiátricos provocados por el Covid-19 debidos a las circunstancias vividas como consecuencia de la pandemia, no por haber sufrido la enfermedad.
Paso a describir los trastornos psiquiátricos provocados por el Covid-19, generados por la pandemia originada por el SRAS-CoV-2, que más frecuentemente he objetivado en mi consulta desde el pasado 11 de mayo hasta el 10 de noviembre de 2020:
1. Trastornos de Ansiedad Generalizada
El Trastorno de Ansiedad Generalizada (300.02, según DSM-5) ha sido, de entre los trastornos psiquiátricos provocados por el Covid-19, el que más frecuentemente ha aparecido en la población general a lo largo de la pandemia, según mi observación clínica.
Prácticamente todos los pacientes atendidos durante las consultas realizadas desde el 11 de mayo han descrito síntomas de ansiedad, que han sufrido en algún momento desde el inicio de la pandemia, aunque el proceso por el que consultasen fuera otro.
Este trastorno se caracteriza por un aumento de la tensión emocional, con preocupación excesiva difícil de controlar.
Inquietud interior o sensación de estar atrapado.
Dificultad para la concentración.
Irritabilidad fácil.
Cansancio generalizado asociado a tensión muscular.
Alteración del sueño, frecuentemente con dificultad para conciliar el sueño o con sueño inquieto que altera el descanso nocturno.
El proceso clínico se desarrolla como consecuencia del pensamiento continuado y preocupante en torno al Covid-19, por las consecuencias que pudiese conllevar la enfermedad y por la incertidumbre que provoca la posibilidad de padecerla.
Pero también se desarrolla como consecuencia de los cambios en el estilo de vida que ha supuesto esta pandemia, tanto en la vida personal, como en la familiar, la social y la laboral (adaptación al teletrabajo, pérdida de empleo, incertidumbre laboral de futuro, …).
En los casos leves, este proceso clínico no ha precisado la indicación de tratamiento, pero, en otros muchos casos, la presencia mantenida de síntomas ha hecho necesaria la indicación de tratamiento farmacológico (medicación ansiolítica con benzodiacepinas a dosis baja) y/o psicoterapéutico.
Mi convicción es que una gran parte de la población ha sufrido síntomas de ansiedad generalizada, con mayor o menor intensidad clínica, sin recibir apoyo psicoterapéutico alguno.
La evolución habitualmente ha sido buena, con muy adecuada respuesta a los tratamientos indicados, a pesar del mantenimiento de las circunstancias estresantes externas.
2. Trastorno de Pánico
El Trastorno de Pánico (300.01 según DSM-5) se ha objetivado también, de forma frecuente, en los pacientes que he atendido.
Se caracteriza por la aparición, súbita y brusca, de malestar intenso, habitualmente de minutos de duración, que conllevan la presencia de taquicardia (aumento de la frecuencia cardíaca), palpitaciones (sensación de golpeteo del corazón en el pecho), sudoración, temblor o sacudidas, sensación de ahogo con dificultad en la respiración, opresión precordial, molestias digestivas (náuseas o malestar abdominal), sensación de mareo, escalofríos, parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo), miedo a perder el control y sensación de muerte inminente.
No tienen que aparecer todos estos síntomas. Se diagnostica como crisis de pánico si aparecen cuatro o más de ellos.
La aparición brusca de este trastorno conlleva en el paciente una sensación de pérdida de control y de muerte inminente, con percepción de gravedad muy elevada, a pesar de la naturaleza benigna que tiene el proceso desde el punto de vista orgánico.
El origen de este trastorno es el mismo que en la Ansiedad Generalizada, la preocupación constante por el temor a la pandemia (a la infección propia o de personas cercanas por el coronavirus) y por los cambios en la dinámica de vida personal, muy frecuentemente por la sobrecarga laboral o por el aislamiento social.
Este proceso conlleva que la tensión emocional se vaya acumulando en el interior de la persona, en lugar de liberarse con síntomas continuados como ocurría en la ansiedad generalizada. La mente controla la tensión emocional hasta que, superado un umbral de resistencia, aparecen los síntomas de forma brusca, intensa y aparatosa, constituyendo el episodio de crisis de angustia o de pánico.
Posteriormente a la crisis se mantiene un gran malestar emocional por la pérdida de control personal que ha supuesto el episodio y por el temor a que pueda repetirse en cualquier momento, lo que conlleva la pérdida de confianza de la persona en sí misma.
Suele ocurrir en personas con gran capacidad de autocontrol y altos niveles de responsabilidad y exigencia personal.
Habitualmente ocasiona un acercamiento a los servicios médicos en el mismo momento de su aparición, ante la gravedad percibida por el paciente durante la crisis.
Conllevaría la necesidad de un posterior seguimiento psiquiátrico, con psicoterapia y farmacoterapia.
Inicialmente el tratamiento sería con ansiolíticos, si bien, en muchas ocasiones, es necesario instaurar tratamiento Inhibidor de Recaptación de Serotonina (ISRS) para recuperar la seguridad y confianza del paciente en sí mismo.
3. Trastorno Depresivo Leve/Moderado
El Trastorno Depresivo Leve (296.21 según DSM-5) o Moderado (296.22) es otro de los trastornos psiquiátricos provocados por el Covid-19 que estoy objetivando de forma muy frecuentes en los pacientes atendidos en mi consulta.
Se caracteriza por la presencia de síntomas afectivos que se mantienen durante un periodo de, al menos, dos semanas y que representan un cambio del funcionamiento previo del individuo.
Conllevan la presencia de estado de ánimo deprimido la mayor parte del día y casi todos los días, disminución del interés por sus actividades habituales, alteración del apetito, alteración del sueño, pérdida de energía, sentimientos de inutilidad y culpa, alteración de la concentración y/o pensamientos recurrentes en torno a la muerte.
Habitualmente han aparecido previamente síntomas de ansiedad
En este proceso, además del temor a la pandemia y del malestar por los cambios que ha provocado en las actividades cotidianas, suele existir una situación conflictiva personal secundaria a la pandemia o asociada a ella.
He podido objetivar diferentes causas relacionadas directamente con la pandemia en el origen de esta sintomatología depresiva:
- Problemas laborales graves:
- Cese de actividad laboral en negocio propio
- Pérdida de empleo
- Sobrecarga mantenida y continuada en el trabajo, por cambios en la forma habitual de trabajo
- Gran incertidumbre laboral de futuro
- Problemas sociales/familiares:
- Conflictos graves en las relaciones familiares producidos durante el confinamiento
- Aislamiento social
- Problemas económicos muy graves
- Enfermedades familiares
- Reacciones de Duelo por fallecimiento de familiares por Covid-19
La aparición de síntomas depresivos conlleva mayor gravedad al proceso.
Debería ser tratado por servicio especializado y, en la mayoría de las ocasiones, requerirá tratamiento asociando psicoterapia con farmacoterapia.
En muchas ocasiones hay que prescribir medicamentos antidepresivos que, si bien no van a modificar la base y el origen del proceso, pueden lograr la recuperación clínica y sintomática del paciente, lo que le permitirá afrontar los problemas en la búsqueda de soluciones.
He podido objetivar el aumento considerable de procesos depresivos, con síntomas de alta intensidad clínica, de aparición relacionada directamente con la pandemia.
4. Trastornos Obsesivo-Compulsivos
El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) (300.3 según DSM-5) se caracteriza por la presencia de obsesiones, compulsiones, o ambas a la vez.
Las obsesiones son pensamientos recurrentes y persistentes, que se experimentan como intrusos y no deseados, que causan elevados niveles de ansiedad o malestar importante.
Las compulsiones son comportamientos (como lavarse las manos, ordenar, comprobar las cosas) o actos mentales (como contar, rezar, repetir palabras en silencio) que el paciente realiza como respuesta a una obsesión (para liberarse del pensamiento obsesivo) o de acuerdo con reglas que debe aplicar de una manera rígida. Están destinados a prevenir o disminuir la ansiedad que causa el pensamiento.
Las obsesiones y las compulsiones consumen mucho tiempo y causan una gran limitación para el desarrollo de la vida previa habitual.
Este trastorno está RELACIONADO directamente con la aparición de la pandemia, no con las consecuencias de la misma, como aparecía en los trastornos psiquiátricos provocados por el Covid-19 descritos anteriormente.
Se caracteriza por la aparición de pensamiento continuado y desmedido sobre la posibilidad de desarrollar la enfermedad Covid-19.
Conlleva compulsiones que se corresponden, fundamentalmente, con el lavado de manos excesivo (en muchas ocasiones con materiales de desinfección de alta capacidad y peligrosidad, si se usa en exceso) y con diferentes mecanismos destinados a la evitación del contacto interpersonal.
Provocan una disminución drástica de actividades que puedan implicar un aumento de riesgo de contagio. Se ha generado una verdadera nueva fobia, la coronafobia.
Si bien las circunstancias actuales han generado un aumento generalizado de los pensamientos en torno al Covid-19 y a la realización de actos preventivos (como lavados más frecuentes y uso de mascarillas), ha existido, según lo objetivado por mí en consulta, un aumento exponencial de los casos de TOC, que provocan en los pacientes unas limitaciones enormes para el desarrollo de su vida cotidiana, causando importantes implicaciones familiares asociadas, ya que el paciente “exige” a su entorno más cercano el cumplimiento de unas reglas que él considera imprescindibles para evitar el contagio.
El aumento en el diagnóstico del Trastorno Obsesivo-Compulsivo ha sido exponencial desde el inicio de la pandemia Covid-19.
El sufrimiento que conlleva este trastorno a la persona que lo padece es, probablemente, el más elevado de todos los trastornos que afectan a la Salud Mental.
El proceso está causado por la duda, la inseguridad y la incertidumbre.
El paciente tiene la “certeza” de que va a ocurrir lo que es “hipotéticamente posible”, generando un pensamiento anticipatorio negativo y un sufrimiento vital muy elevado.
Las circunstancias de la actual pandemia han sido el caldo de cultivo perfecto para el desarrollo y mantenimiento de estos procesos de TOC.
Este trastorno siempre debe conllevar un control por servicio médico especializado, con necesidad de tratamiento farmacológico, habitualmente de tipo antidepresivo (inhibidor selectivo de la recaptación de Serotonina, ISRS), respondiendo escasamente el proceso a un tratamiento sólo psicoterapéutico.
Conclusiones finales:
- La pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 está causando síntomas de ansiedad, síntomas afectivos o pensamientos obsesivos con actos compulsivos, en una gran parte de la población. En la mayoría de los casos estos síntomas son leves y no continuados, pero precisan ser vigilados para que no se conviertan en un trastorno psiquiátrico mayor.
- Están apareciendo importantes trastornos psiquiátricos provocados por el Covid-19, generados a consecuencia de la pandemia y a los cambios que está provocando en nuestras vidas, que precisan ser valorados y tratados de forma precoz para tratar de evitar que se produzca otra pandemia dentro de la pandemia.
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